martes, 15 de julio de 2008

El viejo y el mar (VI)

-Me hubiera gustado llevar a pescar al gran Di Maggio- dijo el viejo-. Dicen que su padre era pescador. Quizá fuera tan pobre como nosotros y comprendiera.

-El padre del gran Sisler no fue nunca pobre, y él, el padre, jugó en las Grandes Ligas cuando tenía mi edad.

-Cuando yo tenía tu edad estaba de marinero en un velero de altura que iba a África, y he visto leones en las playas al atardecer.

-Lo sé. Me lo ha contado.

-¿Hablamos de África o de beisbol?

-Mejor de beisbol -dijo el muchacho-. Hábleme del gran John J. Mc Graw.

-A veces, en los viejos tiempos, solía venir también a la Terraza. Pero era rudo y mal hablado y difícil cuando estaba bebido. No solo pensaba en la pelota, sino también en los caballos. Por lo menos llevaba listas de caballos constantemente en el bolsillo y con frecuencia pronunciaba nombres de caballos por teléfono.

-Era un gran entrenador -dijo el muchacho-. Mi padre cree que era el más grande.

-Porque es el que vino por aquí más veces-. Si Durocher hubiera seguido viniendo cada año, tu padre pensaría que él era el mejor entrenador.

-¿Quién es realmente el mejor entrenador, Luque o Mike González?

-Creo que son iguales.

-El mejor pescador es usted.

-No. Conozco otros mejores.

-Qué va -dijo el muchacho-. Hay muchos buenos pescadores y algunos grandes pescadores. Pero como usted ninguno.

-Gracias. Me haces feliz. Ojalá no se presente un pez tan grande que nos haga quedar mal.

-No existe tal pez, si está usted tan fuerte como dice.

-Quizá no esté tan fuerte como creo -dijo el viejo-. Pero conozco muchos trucos y tengo voluntad.

-Ahora debiera ir a acostarse para estar descansado por la mañana. Yo llevaré las cosas otra vez a la Terraza.-

-Entonces buenas noches. Te despertaré por la mañana.

-Usted es mi despertador -dijo el muchacho.

-La edad es mi despertador -dijo el viejo-. ¿Por qué los viejos se despertarán tan temprano? ¿Será para tener un día más largo?.

-No lo sé -dijo el muchacho-. Lo único que sé es que los chicos jóvenes duermen profundamente y hasta tarde.

-Lo recuerdo -dijo el viejo-. Te despertaré temprano.

-No me gusta que sea el patrón quien me despierte. Es como si yo fuera inferior.

-Comprendo.

-Duerma bien, viejo. (Continúa...)


Ernest Hemingway, El viejo y el mar

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