lunes, 23 de marzo de 2009

El viejo y la alondra

El viejo y la alondra


Tendrá el corazón abierto
y las ganas de ser
despiertas de alegría,

sus años se contarán de a uno
y tendrá besos de sol
en las mejillas,

será inocente de inocente claridad,
habrá vivido apenas
lo suficiente,

tendrá los sueños intactos
de tibieza recién amanecida.

Caminar con ella
será volver a deslizarse
en los cuentos de hadas
y de duendes

entre bosques
estrellas
y luces de color.

Será escribir en el aire
la página que falta
del libro sin final.

Tendrá cielos en la piel,
torrentes en la voz,

compañera sin ayeres
ni nostalgias,

infinita belleza de alondra
recién posada,

sobre el viejo camino
que llega hasta el mar.


Juan Rubbini, El viejo y la alondra.
La Sin Nombre, poesías, Medellín, 2003

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