sábado, 28 de febrero de 2009

Querido y asustador Edgar Allan Poe

Publicado el 28 de febrero de 2009
A Poe
Por José Guillermo Ánjel
El Colombiano, Medellín


Querido y asustador Edgar Allan, sigue usted haciendo de las suyas en la literatura. Y más ahora que el mundo se ha vuelto tan tenebroso y está envuelto por las brumas de la incertidumbre y la espera neurótica (en la quietud y dejando que los hechos sucedan), sobre todo en estos países nuestros en los que, a pesar de que las cosas se anuncian, no se prevé nada sino que se aguarda el golpe como un condenado a la guillotina.

Creo que se abusa mucho creyendo en D-s, que si bien ayuda, lo hace cuando antes nos ayudamos nosotros. D-s no empuja bobos y menos oportunistas (entre ellos magos, sobadores y alucinados), eso es claro. Pero saquemos a D-s de este asunto que sólo concierne a la inteligencia previsora y a los hombres con sentido común.

Es que las cosas que se avecinan (como las económicas) no se solucionan con paraguas, promesas o talismanes.

La suerte, leído Edgar Allan, no es un azar sino una construcción. Y si bien pueden suceder percances en lo que se construye, el plan previo lleva a solucionarlas. Pero esto de esperar como el avestruz aquel que esconde la cabeza y así se desentiende de lo que pasa, ya es un cuento de horror como los suyos. Recuerdo uno terrible sobre un péndulo: la cuchilla se balancea y quien está debajo sólo espera a que sucede algo imprevisto en el mecanismo y se detenga. O como Fortunato, el personaje de El barril de amontillado, al que lo emparedan y cree que todo es una broma, un mero asunto de borrachos.

Y sí, vivimos en países con mentalidad de lotería y de persistencia en pedir milagros en lugar de hacerlos. Sentados mirando el atardecer vamos a la desaparición.En términos económicos, la situación se parece a La casa Usher. En los países desarrollados ya se incrementan los índices de desempleo, la gente gasta menos y la capacidad de endeudamiento casi desaparece. Todos están alarmados y tienen claro que la crisis existe, que no es un fantasma sino una realidad con la que hay que convivir.

Nosotros, en cambio, soñamos, decimos que la situación está mala como si estuviéramos cantando un tango, y en lugar de ser previsores y diseñar planes B (alternativos), nos sentamos a esperar. No sé si sea el calor y los vientos húmedos, querido Edgar Allan Poe, lo que nos lleva a evadir la realidad, bailando mal. Y peor, perdiendo el lugar del baile, los músicos y la pareja.

La mala suerte es, somos.Edgar Allan Poe (Boston 1809, Baltimore 1849). Escritor creador del cuento moderno. Sus historias de horror, misterio y locura, siguen siendo los preferidos por la gente joven. Y si leemos sus historias con detalle, aprenderíamos que lo siniestro está en los detalles y en la espera.

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